viernes, 14 de marzo de 2008

Las travesuras de un Boliburgués

Franklin Durán y Guido Antonini Wilson

Franklin Durán y Guido Antonini Wilson

Paz Digital

Acaban de surgir nuevos detalles sobre el empresario venezolano Franklin Durán, uno de los detenidos en diciembre en Miami por el caso de la maleta dolarizada incautada a Guido Antonini Wilson en el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires aquel fatídico –para los gobiernos argentino y venezolano- 4 de agosto de 2007.

Como se recordará, los otros detenidos son su amigo y socio en la propiedad de la empresa petroquímica Venoco, Carlos Kaufmann, el abogado Moisés Maionica y el uruguayo Rodolfo Wanseele Paciello, en tanto sigue prófugo el agente de inteligencia Antonio Canchica Gómez, y todos están acusados por actuar como “agentes encubiertos en territorio estadounidense” con el objeto de presionar y amenazar a Antonini Wilson para que no revelara el origen y destino del contenido de la famosa maleta que, según ya establecieron los fiscales actuantes tras lo surgido de las grabaciones y declaraciones posteriores de algunos de los involucrados, iba para la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.

La duda actual radica en por qué Durán aún persiste en su silencio y en negarse a declarar como lo hicieron ya Kaufmann y Maionica, quienes finalmente se quebraron y accedieron a cantar como canarios a cambio de una importante reducción en sus condenas y la obtención de visas de residencia permanente en Estados Unidos, ya que por obvias razones después de esto nunca podrán regresar a Venezuela, al menos mientras continúe Hugo Chávez en el poder. El caso es que días atrás la Corte negó el pedido de los abogados de Durán y Wanseele Paciello para quedar libres bajo fianza y esperar así el comienzo del juicio, pautado para el próximo 23 de junio.

No se sabe hasta ahora el motivo de Durán de encapricharse en su silencio, aislado de Kaufmann y Maionica, con quienes por supuesto ya ni se habla, y enfrentando la posibilidad de una condena no menor a 15 años, además de una abultada multa de centenares de miles de dólares, ya que aparece mucho más comprometido aún que sus compañeros de infortunio. Pero por algo la jueza Joan Lenard no quiere saber nada de otorgarle la libertad bajo fianza. Teme que Durán, propietario de un avión que solía pilotear bastante a menudo, se vaya volando del país.

Según consigna el diario caraqueño “El Nacional” en una reciente edición, de acuerdo con los documentos revelados en los últimos días el 17 de agosto del año pasado Durán se reunió en el restaurante “Novecento”, en Miami, con Kaufmann y Maionica para arreglar los detalles de la cita del 23 de agosto con Antonini. Días después, Durán le informó a Kaufmann que mantenía contacto “con un alto funcionario del ministerio del Interior y Justicia”, a quien informaba con frecuencia sobre la marcha del plan. Al mismo tiempo, uno de los jefes de la DISIP –la policía política- estaba al tanto de los documentos falsos que Durán le entregó a Antonini para evitar que saliera a la luz pública la verdad.

El caso es que según pasan los días, la Fiscalía va revelando nuevos detalles que comprometen seriamente a Durán y van estrechando el cerco. Tras revisar los documentos obtenidos, surge claramente que las autoridades venezolanas pidieron colaboración al empresario para callar a Antonini. Incluso ya en una reunión posterior al 4 de agosto, día en que estalló el escándalo de la maleta, “Durán le aseguró a la DISIP que él tenía bajo control a Antonini”, como se lee en el documento titulado “Bases factuales para consignar el acuerdo de culpabilidad de Carlos Kauffmann”. Claro que Durán nunca había sospechado que Antonini estaba colaborando con el FBI para evitar su extradición a la Argentina o una probable condena en Estados Unidos por lavado de dinero.

De boliburgués a boli-complicado

Al ser detenido en diciembre junto a sus compañeros de infortunio, lo primero que Durán les dijo a los agentes del FBI sobre su presencia en Miami era que le encantaba viajar a su mansión de Key Biscayne –valuada en 4.600.000 dólares- para “bucear, nadar con los delfines y estar tranquilo”. Pero esa tranquilidad, cortada abruptamente el pasado 12 de diciembre con su detención, amenaza ahora ser muy difícil de recuperar por largo tiempo.

El diario estadounidense “The Wall Street Journal” acaba de señalar, afirmando que tuvo acceso a una copia de los interrogatorios, que Durán describió en detalle la corrupción generalizada del gobierno de Hugo Chávez, y que su ascenso como empresario fue pavimentado por el “soborno de políticos y de funcionarios de alto nivel del gobierno”.

Sus declaraciones también reflejaron una visión de la fascinante vida de los “boliburgueses”: empresarios acaudalados, con un estilo de vida extravagante, que se jactan de sus lazos con el gobierno chavista y que eligieron a Miami como su refugio predilecto, tanto de ellos mismos como de numerosas y abultadas cuentas depositadas en sus bancos.

Travesuras de un “boliburgués”

La versión del interrogatorio del FBI también indica que Durán afirmó que de lo único que se declara culpable es de “tener montones de dinero, negocios exitosos, muchas admiradoras y autos costosos”. Para seguir la costumbre de sus colegas de la “boliburguesía”, el travieso de Franklin no pierde oportunidad para hacer alarde de su riqueza y su acelerado estilo de vida.


Pero además de las complicaciones por el caso de la maleta dolarizada, Durán puede enfrentar otros cargos que el FBI había mantenido hasta ahora en el freezer. El empresario ya estaba en la mira de las autoridades norteamericanas desde hace unos diez años. Precisamente el tiempo en que comenzó su meteórico ascenso y el que lleva Hugo Chávez en el poder.

Según los documentos acumulados por los fiscales, venía siendo investigado por lavado de dinero proveniente del narcotráfico, y las autoridades recibieron información detallada sobre al menos 13 millones de dólares en transacciones financieras sospechosas efectuadas por Durán y sus socios desde 1998 a 2001. Los procesos del gran jurado son secretos y “The Wall Street Journal” no pudo determinar el resultado de esa investigación. Pero ello bien podría derivar hacia un segundo caso judicial que también tendría jugosas secuelas.

Lo cierto es que el juicio inicial, previsto para el próximo 23 de junio, promete ser muy colorido y seguramente concitará la atención de la prensa de gran parte del mundo. en especial de la argentina y la venezolana, la que según su independencia o su aceitada relación con los respectivos gobiernos informará en forma fidedigna o, en el último caso, tratando de lavar desesperadamente la imagen de sus mandantes.

Ni hablar de los sacudones que producirá en ambas sedes gubernamentales: las pruebas acumuladas sobre lavado de dinero del narcotráfico, la intromisión de funcionarios del gobierno y de la DISIP en el caso de Venezuela, y el vergonzoso señalamiento del destino del dinero de la maleta para la campaña presidencial de la actual gobernante de la Argentina, puede transformar los despachos de Miraflores y de la Casa Rosada en una olla a presión.

Un síntoma que puede estar relacionado con estos temas: el gobierno norteamericano, que suma al narcolavado la ya inocultable sociedad de Hugo Chávez con la organización narcoterrorista FARC, estaría a punto de incluir a Venezuela en la lista de “países que apoyan al terrorismo”, es decir en la misma lista en la que tiene a Cuba, Irán, Siria y Corea del Norte –si bien este último país ya habría sido quitado de la misma-, en tanto el Departamento de Estado, en su reciente informe sobre derechos humanos, corrupción y otros aspectos, no fue muy contemplativo con la Argentina, citando casos de corrupción como los de Skanska y el baño-gate de la ex ministra de Economía Felisa Miceli, entre otros.

Elegantemente, o en bien de sostener por ahora la endebles buena relación entre Argentina y Estados Unidos, en realidad prendida con alfileres, no se hizo mención en ese informe al caso de la maleta de Antonini Wilson.

Pero la maleta está vigente y su sombra, en constante crecimiento, terminará por cubrir a la inquilina de la Casa Rosada. Todo estallará, seguramente, a partir de la iniciación del juicio en Miami, coincidiendo con el comienzo del invierno en la Argentina. Un invierno que promete ser muy crudo, y no sólo por la crisis energética.