martes, 9 de septiembre de 2008

La plata sucia de Cristina K

Dice la revista Noticias:

Cuando la campaña electoral 2007 parecía olvidada tanto para la sociedad como para la Justicia, la realidad volvió a meter la cola.

El triple crimen mafioso dejó al descubierto una insólita red de aportantes de la campaña presidencial de Cristina Fernández: desde empresarios en quiebra donando cientos de miles de pesos hasta el curioso fervor K de la industria de medicamentos, responsable del 34 % de la recaudación total de la campaña.

A eso se sumó el comienzo del juicio que se sigue en Miami contra los socios de Antonini Wilson, alguno de los cuales ya confesó que la valija de los 800.000 dólares que desembarcó en Ezeiza era para gastos electorales del kirchnerismo.

La investigación de NOTICIAS de esta semana revela tres hechos, ninguno de ellos tranquilizador.

1) Que un importante porcentaje de los aportes reconocidos ante la Justicia es irregular, y que se usaron para blanquear una parte de los gastos totales.

2) Que la enorme cantidad de aportantes vinculados con el Estado se explica porque en muchos casos los fondos entregados hacían las veces de pago anticipado de retornos por los futuros negocios con el Gobierno.

3) Que los 17 millones declarados como gastos por el Frente para la Victoria representan apenas una tercera parte del total real.

Así como en el Valijagate es un tribunal extranjero el que demuestra más celeridad para hallar a los culpables, también en el caso de los aportes ilegales de la campaña 2007 no parecen ser hoy los jueces argentinos los más preocupados por encontrar la verdad. Sin embargo, sería una torpeza del oficialismo suponer que esa situación se mantendrá por siempre.

Cuando llegue la hora de que sean jueces y fiscales los encargados de investigar, la nota que comienza en la página 32 les dejará abierta la peor de las hipótesis: la mayor parte de los cerca de 50 millones gastados por la fórmula Cristina-Cobos corresponde a fondos que, directa o indirectamente, fueron pagados por el Estado. Es decir, por nosotros.

Sólo que nadie nos preguntó si queríamos hacerlo.

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