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Elisa Depetris, Anastha Dorvilus y Noelia Marcuzzi, estudiantes de medicina de la Universidad Adolfo Ibañez, de Chile, úblicaron en el blog Medline este artículo donde -no lo declaran ellas, sino yo- se nos informa que la Tecnomedicina está afectando a los pacientes. Leánlo:
Fenómenos como los sentimientos, el contexto social, la espiritualidad y las diferencias de personalidad desafiaban la medida y la manipulan,y, por lo tanto, debían ser eliminados.
Los principios básicos del modelo tecnomédico son:
* Separación mente- cuerpo;
* Considerar el cuerpo como una máquina;
* Ver al paciente como un objeto;
* Distanciamiento del médico de su paciente;
* Diagnóstico y tratamiento de afuera hacia adentro (curando enfermedades, reparando disfunciones);
* Organización jerárquica y estandarización del cuidado;
* Autoridad y responsabilidad inherente al médico, no al paciente;
* Sobrevaloración de la ciencia y de la tecnología;
* Intervenciones agresivas con énfasis en resultados a corto plazo;
* La muerte como derrota;
* Sistema guiado por las ganancias;
* Intolerancia a otras modalidades.
Así por ejemplo, el énfasis de la tecnomedicina en las especialidades, por encima del cuidado primario, genera una jerarquía entre los médicos con poderosas ramificaciones para la economía y el cuidado del paciente.
Los médicos de cuidado primario, incluyendo médicos de familia, internos, pediatras, ginecólogos, etc. tienen la oportunidad de familiarizarse con sus pacientes y así surgen vínculos muy fuertes. De hecho, la práctica familiar es reconocida como una de las más cuidadosas y empáticas ramas de la medicina. Lamentablemente, dentro de la jerarquía médica, ésta ha sido también una de las más devaluadas.
Esta devaluación refleja la tendencia general a la desvalorización de los generalistas y la predilección por la especialización, paralelamente a la alta tecnología que ellos comandan.
Hoy día se establece una relación más agresiva basada en el laboratorio de diagnóstico, la acción de los fármacos y sustancias químicas, y las tecnologías de reconocimiento y quirúrgicas; se trata de una comunicación directa con datos y máquinas, que sólo indirectamente establecen un vínculo entre el cuerpo del paciente y el especialista.
La medicina occidental aísla para poder estandarizar, y, a su vez, la estandarización produce aislamiento. Y en una escala más amplia, la estandarización permite intereses comerciales tales como las industrias farmacéuticas y las empresas de tecnología médica para dirigir investigaciones y finalmente designar tratamientos de aplicación masiva.
La medicina se convierte así en rehén del lucrativo imperativo tecnológico, y el paciente se transforma en información objetiva proporcionada por máquinas. Vivimos nuestra salud en un estado de sonambulismo tecnológico (Langdon Winner 1986), que sin duda sufren también los médicos.
"Ante esta dinámica de creciente exclusión los médicos nos incluimos en un mundo de seres extraños entre sí, en el que la anestesia ética y afectiva se contagia epidémicamente."
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